Como seres humanos tenemos la capacidad de crear.
A veces creamos vida, a veces momentos, a veces símbolos.
Pero todo lo que creamos, a partir de una esperanza, un motivo, o una idea, deja de ser propio, desde el momento en comienza a ser.
Deja de estar bajo nuestro control.
No somos dueños de una vida, ni de un momento, ni de un símbolo una vez que deja de estar en nuestra cabeza para ser parte de la realidad.
La realidad, compuesta por el entorno, el contexto, o la visión, va construyendo la vida de aquello que creamos.
Ya no podemos controlar la realidad sobre aquello.
Pasa a ser independiente.
A tal punto que puede alejarse de aquella esperanza, motivo o idea, tanto así, como para volverse hasta lo contrario de aquella esperanza, motivo, u idea, que le dio la vida.
Nos decepcionamos de lo que creamos. Es nuestro gran error.
Creer y esperar algo de aquello que es independiente y puede mutar para cualquier lado, sin importar lo que queramos.
Lo más importante no es la creación, sino el entorno, que nos dio la la esperanza, el motivo, o la idea, para crearla.
Poner una semilla de tomate en la tierra, nos puede decepcionar, si no germina, si no da tomates, si los tomates son pequeños, o si no tienen sabor. Pero desde el momento, que abrimos el surco, depositamos la semilla, y la tapamos con tierra, pasó a estar fuera de nuestro control. No podemos hacer más que regarla, cuidarla de las heladas, y ponerle la varita para que no se quiebre. Así todo, muchas veces, nos decepciona.
Solo nos queda seguir intentando.
Los resultados dirán mucho de uno mismo.
Decir un chiste,en una reunión, creará un momento, bueno, malo, denso, alegre, molesto, divertido. Podemos darle el tono, el volumen, la fuerza que queramos, para darle forma, pero a partir del momento en que existe, deja se ser propio y pasa a ser de todos, y lo que pase con ese momento, ya no depende de uno, si no de todos.
El resultado, dirá mucho de lo que los demás ven de uno mismo.
Crear un símbolo para representar una idea, por más empeño que se le ponga, puede representar distintas ideas para el resto. Incluso, contrarias a aquella que le dio vida.
Los resultados, dirán mucho de los demás.
Hay que aprender a aceptar esos resultados, por la simple razón que no siempre serán los que esperamos. No importa cuanto esfuerzo hayamos puesto, debemos aprender de esos resultados, y valorarlos mucho más que aquello que creamos.
Porque al fin y al cabo, todos esos resultados, fueron por una esperanza y un entorno, por un motivo y un contexto, o por una idea y una visión.
Debemos aprender de aquello que dicen de nosotros mismos, de aquello que dice de lo que ven los demás de uno mismo, y de aquello que dice de los demás.
Mario Daniel Pipieri
Enero 25, 2018