domingo, 11 de noviembre de 2007
Nike Más de 25k por 10k
Hace más de un mes, que tomé la decisión de correr el Nike 10K. A partir de ahí comencé a entrenar día a día, saliendo a correr a la mañana todos los días, y poco a poco, de 2 km por día logré llegar a promediar 6 km diarios. Uno se enfrenta a estos desafíos sin saber lo que le espera, y hay muchas sensaciones que pasan por uno, y que van dando vida a un sueño. Así como yo más de 25000 personas se sumaron a este evento. Y supongo que muchos verán reflejados mucho de lo que voy a contarles.
Uno sale con todas las ganas a correr por la mañana, en mi caso, a las 6 am, ya que luego tengo que irme a la oficina, y a medida que va entrando en calor, se van abriendo los negocios, la gente empieza a llenar las paradas de colectivos, la ciudad se va despertando.
Las miradas no se hacen esperar, cuando en mi caso paso por la Av. Rivadavia, a la altura de Morón, y la gente esperando el "bondy", mirá con sueño y pensando el loco este corriendo, y yo que me quiero volver a la cama...
La verdad es que tengo que decir que aunque me lo habían dicho, no lo creía, pero ahora se que es verdad, uno arranca el día de otra forma, con otro ánimo, con más energía aunque suene irónico.
Quien sabe como logré que esta mañana, mis amigos, se levantaran temprano, a las 6 de la mañana un domingo y me acompañaran al evento.
Quien sabe como Nike logró que 25000 personas muchas de ellas jóvenes que acostumbran la noche de los sábados, se levanten un domingo a la mañana para ir a correr.
La cuestión es que firmes estábamos ahí en el 166 a las 6:40 am, junto a otros tantos corredores, camino a palermo. Practicamente el "bondy" estaba "ocupado" por la nike 10k, salvo por mis amigos, el resto de la gente, ya llevaba la remera celeste de Nike y se encaminaba a la proesa.
Obviamente en palermo las calles estaban cortadas por lo que el 166 nos dejó algunas cuadras antes. Ya se veían las celestes dirigiéndose a la zona de largada, estaba fresco y algunos todavía llevabamos un buzo sobre la remera. Al llegar a la plaza, la música no se hizo esperar y el aliento de Julian Weich por los parlantes para que vayamos calentando para el inicio de la competencia.
Para los mirones había de todos los gustos, y con mis amigos, nos deleitamos con varias bellezas, el sol empezaba a calentar y empezabamos a entrar en ritmo.
Llegando el momento de la largada, entré hacia la multitud alistada y calentando, busqué una posición con buena vista, prepare el mp3, y cuando quise mirar hacia donde estaban mis amigos, ya solo había remeras celestes por todos lados. Éramos todos iguales, jovenes, viejos, todos en la misma historia, tratar de cumplir un objetivo: llegar a la meta.
Empezó la cuenta regresiva, y arrancamos.
Muy despacio empezamos a tomar ritmo, y hasta el primer km era bastante bajo, la gente tarda en dispersarse, y de a poco se van abriendo los huecos. Aceleramos un poco, izquierda, derecha, de a poco vamos eligiendo el camino y alcanzando el ritmo propio.
Al ingresar al tunel, el grito es masivo, y al mismo tiempo alentador, todos aplauden y siguen, cada vez más. A medida que bajamos vemos la sábana celeste adelante subiendolo, y la verdad es que es una sensación increible. 25000 almas al ritmo de los mp3 subiendo la cuesta.
Km 4 ya no se sienten los dolores en los gemelos, ya no se sienten los gemelos, se corre por inercia, buscamos huecos y seguimos avanzando. Creo que durante toda la competencia fui pasando gente, y la verdad es que 25k es mucha gente, nunca se termina siempre hay mas gente adelante, y así avanzamos, y avanzamos constantemente.
Punto de recarga, las chicas al costado en las mesas de agua entregando botellas al paso, sin parar cada uno manotea una y sigue, la mitad a la garganta, la otra mitad a la cabeza, el calor ya se siente, y pesa, pero hay que seguir.
Al pasar por la cancha de river, el cántico no se hizo esperar, y la gente empezé al ritmo de "dale bo, dale bo", y de a poco el canto se hizo masivo. En eso se escucha "acá hay un gallina che" y segundos más tarde uno de los corredores, con la bandera de river a cuestas pasaba cerca mio y se abría camino entre la multitud.
De fondo se escucha la murga, los bombos suenan al compás del trote, y aceleramos mas la marcha. Pasando la curva vemos los artistas con su función, y las chicas bailando en digamos "ropa" de carnaval por decirlo así. Esto si que es aliento para seguir, aunque más de uno, bajo el ritmo para pasar cerca de las chicas y decirles algo.
Km 9, ya estamos llegando, y la ansiedad por terminar convirtió mi trote en carrera, aceleré y avancé abriendome paso, ya no se siente dolor, ya no se siente nada, solo se quiere llegar y hay una sola forma, corriendo más.
A medida que nos acercabamos a la meta, empezaba a haber gente a los costados, alentando, aplaudiendo, filmando y sacando fotos. La alegría te invade, y seguis y seguis, hasta llegar.
Gatorade no se hizo esperar, y apenas cruzamos la meta estaban ahí esperando con botellas bien frías.
Seguimos avanzando, viene mucha gente detrás. Hay que empezar a elongar, y todo sirve, vayas, semáforos, lo que halla a mano, para agarrarse, y estirar esos musculos.
Al reencontrarme con mis amigos, los abrazos no se hicieron esperar, y obviamente el foto foto foto tampoco.